martes, 19 de julio de 2011

¡Caraduras!


Soy una persona a la que casi todo la altera, pero creo que en el top ten está lo que voy a contar ahora.
Básicamente creo que la vida de las personas se define en el momento en el que la madre se entera si va a ser nena o varón. El tener o no un pito, marca la diferencia para el resto de la vida.
Ser nena implica que mamá, las tías y las primas, quieran peinarte desde el minuto uno... así es, tan temprano empieza el sufrimiento. Vinchas, hebillas, y los llamados "agarra peluza" (lo peor de todo es que hay alguien que los inventa).
Esta etapa de los hombres es más fácil (si, ya empieza a ser injusto, que le vamos a hacer) porque la única meta de los padres para con sus hijos varones, ¿cuál es? que juegue al fútbol. Entonces, le compran la primer pelotita y ahí se termina el "sufrimiento".
Ellos sueñan más básicamente que nosotras, quieren tener 5 varones para armarse el equipito y jugar a la pelota. Nada más.
Después viene la etapa en la que los varones tienen algo así como una crisis de sexualidad (por así decirlo) y juegan con los cochecitos para bebés de las nenas.
Es una etapa, pasa. Pero obvio que nos duele, y duele más porque el consuelo que te da tu mamá es un autito de ese nene que te robo el cochecito de tu bebé, para que juegues hasta que al señor se le ocurra devolverte lo que es tuyo. Acá empieza todo, acá es donde comenzamos a ceder.
Después viene una etapa en la que los varones y las nenas somos amigos, porque aprendemos a jugar juntos, a la mancha, a las escondidas, y digamos que es como si todos fuéramos varones.
Seguida de ésta, aparece la etapa del asco, nos odiamos mutuamente. No nos gusta ningún nene y a ellos ninguna nena. Pura repulsión.
Y acá si señores, empieza lo peor. Las nenas, empezamos a convertirnos en mujeres y esta edad es terrible.
Nos empiezan a crecer las tetas, pero no es así de simple como suena. No te crecen lo suficiente como para que te sientas orgullosa de usar corpiño, ni se quedan en su tamaño como para no usarlo. Es un tamaño molesto, los famosos "botoncitos". Tu mamá te casi obliga a usar corpiño y no hay nada mas vergonzoso que ese momento en la vida de una mujer. Tus amiguitos varones no acompañan para nada tu tristeza, sino que la hacen aún peor comentando y riéndose de que usas corpiño, e ir al colegio cada día se convierte en algo espantoso. Te empiezan a crecer más los pelos en las piernas, y la edad es complicada. Chica para depilarte, grande para parecer un monito. Si no te depilas, tus compañeros te cargan y si te depilas, también. Así de fácil nos hacen el camino los muy vivos. De a una nos empezamos a convertir en "señoritas" y ellos llevan el conteo de quien es y quien no (aunque sólo saben que "nos viene" pero no tienen IDEA de que es lo que nos viene). Mi tortura personal, aclaro. Para ellos es una edad sin demasiado cambio, ya que como siempre ¡Crecen más lento y maduran más tarde!.
Y finalmente, obtenemos un poquito de revancha. Un poquito, no dura mucho, pero sabemos saborearla. Nos ponemos buenas, ¿y qué queremos? ¡CHICOS MÁS GRANDES! Salimos en busca de quienes serán nuestros primeros novios y ellos... siguen jugando a la play mientras tanto.
Repasemos: Nos hacen ver ridículas cuando nos peinan, ellos nos sacan las cosas y nos la tenemos que bancar, empezamos a usar corpiño y a indisponernos (ese largo camino que transitamos la mayor parte de nuestra vida) y ellos, bueno ellos siguen jugando.
Ya más adelante, cuando la menstruación se vuelve algo de público conocimiento, tienen una frase que les encanta. Ante cualquier comentario con mala onda que hagas, te contestan : ¿Qué pasa? ¿Te vino?.
Me encantaría creer que esa frase en algún momento pasa de moda, pero no mis chiquitas. JAMÁS.
Viene un momento mágico, así es como te lo pinta tu mamá a la hora de esa charla. Y seamos sinceras, de mágico no tiene nada. De onda y con amor, pero a la que la haya pasado bien en ese momento, me saco el sombrero y la aplaudo. Nos duele hasta el alma, y a ellos nada. Si bien no debe ser muy excitante una cara de dolor, no la pasan mal como nosotras.
Y acá una verdaderamente se da cuenta que RECIÉN empieza esto.
Empiezan los "accidentes", las falsas alarmas, los atrasos que sólo aparecen para carcomerte la cabeza una semana y poner a ambos a prueba. Y después de MUCHOS años, las mujeres aprendemos, que a algunos hombres (¡existen excepciones felices y mágicas!) es mejor ni hacérselos saber. ¿Por qué? Porque sencillamente no están preparados. Son hombres y no nacieron para sufrir. No saben manejar la ansiedad, pero nosotras si sabemos manejar los dolores y los nervios. Lejos de tranquilizarte... están ahí picandote la nuca a ver si te vino, si no te vino y POR QUÉ no te vino, y nosotras, sabemos que son simplemente, cosas que pasan.
Cerrando este cumulo de etapas, ésta la demostración máxima de los ovarios gigantes que tenemos. Parir. Mujeres que dicen que el parto es un dolor espantoso y horrible, pero que lo volverían a hacer mil veces, por la felicidad que trae consigo el dolor.
Si los hombres tuvieran que parir chicas... seríamos todos hijos únicos.
Así de simple. No dejo de indignarme al escuchar padres que no quieren presenciar partos o cesáreas por impresión o miedo, mientras que nosotras tendremos que estar ahí firmemente dando a luz a su equipito de fútbol 5...
Y ahí es cuando verdaderamente ME ALTERO... al escucharlos decir que son "el sexo fuerte" y nosotras somos "el sexo débil". Poder levantar una heladera, no te hace fuerte.
Después de todo lo que acabo de contar, realmente... ¿Cómo les da la cara para llamarnos así? ¿Qué es ser fuerte para ustedes?.
Aún así, lo más maravilloso de nosotras, es que realmente y a pesar de todo lo malo, AMAMOS ser mujeres.
Vivan algo de ésto, y después me cuentan quien es el que tiene los huevos acá.