miércoles, 27 de mayo de 2009

Dulces Quince!

Espero sepan entender lo perjudicial para mi salud que fue lo que voy a contar.
Se escuchó un "Veni Cari (si, cari ¬¬) ayudame un segundito (segundito que puede demorarse y hacer que termine lavando los platos casi)". Y fui. Fuimos a la baulera de mi casa donde están todas las frazadas, que todavía no habíamos sacado milagrosamente. Pero las frazadas no estaban solas, estaban muy bien acompañadas por una caja. Una caja, que para mi sorpresa, tenía todas las cosas de mi fiesta de 15.
Pegué sonrisa. Pegué melancolía. y Pegué una fumada terrible con cada firma de ese librito tan amoroso con las fotos mas pedorras del universo que te hacían hacer en los 15.
Firmas de familiares y amigos, pero de un familiar en especial, que no quise ni leer. No por miedo a que me de ternura, sino por miedo a mandar un mensaje que diga "Ok, sos el peor, ahora definitivamente lo sé". Si, obvio que hablo de mi hermano mayor. De ese cara de nada, al que hoy estuve a punto de mandarle un mensaje, al que ya estoy empezando a extrañar considerablemente. Obviamente que si lo escribo acá, es porque CLARAMENTE no lo va a ver. Igual tengo bronca, le quiero pegar, le sacaría todos y cada uno de los pocos pelos que le deben quedar a esta altura, y capaz hasta me gustaría escupirlo un rato.
Sólo necesito ser un poquito impulsiva para mandar el mensaje. Ese mensaje, que sin duda alguna, va a ser el más sarcástico de todos, el más hiriente y el que probablemente desencadene en una charla familiar/paternal.
Qué poco me importa, y como me gustaría volver a cumplir quince. Obvio que no por esto, sino por todas las otras cosas que encontré.
Qué lindo, y menos mal que uno cambia con el tiempo.
Quiero saber donde estaban mis amigas cuando yo me peinaba tan mal?
Ah cierto, peinándose igual que yo porque eramos las peores(L)

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