Quiero dejarle un mensaje a todos los hombres y pseudo hombres de este mundo.
A usted, señor camionero, basurero, barrendero, panadero, verdulero, motoquero, colectivero, o simplemente a usted, hombre que va caminando por la calle y se da vuelta a mirar un culo.
Todos los hombres miran culos. TODOS. Duele saberlo, ya lo sé. Desde tu abuelo, hasta tu novio/marido/chongo, TO-DOS. Nadie dice que no lo hagan, pero hay algo que tienen que saber.
NINGUNA, mujer sobre la faz de la tierra se siente mejor cuando le gritan por la calle "eh mami con ese c... esas t... , etcetc", NINGUNA mujer va a ir corriendo a darles un beso si le hacen el ruido de un beso como si estuviesen llamando a un perro y fundalmente NINGUNA tiene ganas de andar soportando pelotudos con el calor que hace.
A saber:
- Son desagradables, dan asco, de verdad, con toda la onda del mundo lo digo.
- Es insoportable tener que pensar que ponerte, según por donde vas a pasar.
- Los hombres no ganan nada gritando, y las mujeres ganamos fastidio y un "ddd"
- Ni siquiera te hacen sentir halagada, porque le gritan a TODAS!!!
- Una cosa es un piropo, y otra cosa es una guarangada (las dos me molestan, igual).
- Que un señor de ochenta años me mire las gomas, la verdad que me provoca unas nauseas sobrenaturales.
Bueno nada, eso, sepan que quedan como los pelotudos mas grandes del universo haciendo o diciendo esas cosas, si? Replanteenselo, no sé.
jueves, 23 de diciembre de 2010
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Ser feliz es la consigna, lo que cueste es el precio.
Los 19 se llevaron muchisimas cosas.
Se llevaron muchas risas, muchos llantos, muchas cosas lindas, muchos rencores, muchas incredulidades, muchas personas que creí fundamentales para ser feliz, muchas desiluciones, muchas sorpresas, mucha ira, mucha desesperación y angustia, muchas formas de pensar o ver las cosas.
Los 20 llegaron plagados de aprendizaje... de tranquilidad, de autoconocimiento.
De egoísmo sumamente necesario, de risas, de llantos también. Sin rencores, sin culpas por no invitar a alguien, invitando a quien quise, sin tener que caretear nada solo por el hecho de ser "familia". Tratando de mantener la calma, pero aún con la ira que me caracteriza. Aprendiendo a bajar los deciveles, y después hablar.
Aprendiendo a pensar, a ser menos hiriente. A mirar la mitad vacía del vaso pero también la mitad llena. Rodeada de gente que me llena el alma, viendo ciertas personas en un mismo lugar, por primera vez en la vida. Tardó, pero llegó eso que tanto quise. Todos mis hermanos juntos.
Y como final del vigésimo aniversario de mi nacimiento, una frase, que resumió absolutamente todo. De alguien que a veces siento que casi ni me conoce, y en ese momento, hubiera jurado que estaba en mi cabeza.
"Sé feliz, cueste lo que cueste!!"
Se llevaron muchas risas, muchos llantos, muchas cosas lindas, muchos rencores, muchas incredulidades, muchas personas que creí fundamentales para ser feliz, muchas desiluciones, muchas sorpresas, mucha ira, mucha desesperación y angustia, muchas formas de pensar o ver las cosas.
Los 20 llegaron plagados de aprendizaje... de tranquilidad, de autoconocimiento.
De egoísmo sumamente necesario, de risas, de llantos también. Sin rencores, sin culpas por no invitar a alguien, invitando a quien quise, sin tener que caretear nada solo por el hecho de ser "familia". Tratando de mantener la calma, pero aún con la ira que me caracteriza. Aprendiendo a bajar los deciveles, y después hablar.
Aprendiendo a pensar, a ser menos hiriente. A mirar la mitad vacía del vaso pero también la mitad llena. Rodeada de gente que me llena el alma, viendo ciertas personas en un mismo lugar, por primera vez en la vida. Tardó, pero llegó eso que tanto quise. Todos mis hermanos juntos.
Y como final del vigésimo aniversario de mi nacimiento, una frase, que resumió absolutamente todo. De alguien que a veces siento que casi ni me conoce, y en ese momento, hubiera jurado que estaba en mi cabeza.
"Sé feliz, cueste lo que cueste!!"
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