viernes, 7 de enero de 2011

Realmente creo que hay cosas que se pierden y jamás pueden recuperarse.
No todo, logicamente. Pero estas "pequeñas cosas" suelen ser de las principales.
Creo que la confianza, es un pilar de cualquier relación; sea amorosa, amistosa o cualquier otro tipo.
No soy una persona para nada confiada, al contrario. No creo en confiar en alguien hasta que me demuestre lo contrario. Creo en no confiar en nadie, hasta que me demuestre que lo merece. No desconfiar, sencillamente no confiar.
Para mi la confianza de una persona es algo que uno mismo se gana, con determinados actos o en determinados momentos.
Es algo muy dificil de lograr y muy fácil de perder. Puedo llevarme bien con mucha gente, tener mil amigos y todo eso, pero son contadas con los dedos de una sola mano esas personas en las que confío plenamente.
Aún con este pensamiento de no confiar en casi nadie, tengo una pila de desilusiones en mis cortos 20 años, pero todo sirve y todo suma para cambiar nuestra forma de ser.
Quizás hace un tiempo, me hubiese resultado más fácil volver a confiar en alguien.
Hoy no, simplemente no me interesa. Si alguien traicionó mi confianza una vez ¿por qué no dos?. Si, todos nos equivocamos. Pero realmente no estoy dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva con quien no valoró mi confianza. Se equivocó una vez, puede equivocarse dos.
Creo muchísimo en que esas frases "armadas" son muy sabias, no por nada todo el mundo las sabe.
"Si me traicionas una vez, es tu culpa. Si me traicionas dos, es la mía."
Y así como recuerdo eso, recuerdo las tantas veces que mi papá después de alguna situación de este tipo me dijo "No confíes en nadie, solamente en vos".
No es para tanto, creo yo. Hay que confiar en alguien, sino te volves loco. Pero hay que abrir los ojos bien grandes y no regalar este tipo de cosas.

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