Cuando veo un bebito chiquito, que recién empieza a comer, a reirse, a reconocer, o incluso a caminar, me vuelven unas abrumadoras ganas de volver a ser tía.
Pero basta con una tarde con todos mis sobrinos, para que esas ganas desaparezcan facil y rapidamente.
Son hermosos, pero más hermosos serían si tuvieran más diferencia de edad. Eso de que sean una escalerita, lo cual los hace una pelea andante, no está nada bueno.
Me da mucha ternura cuando me dicen que quieren primos (más allá de la gracia que me causa, porque HELLO!!! tengo 19 años).
¿Quieren primos? Bueno, esperen a que las chicas sean grandes como para cuidarmelo y los varones sean grandes como para no pelearse con el también!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario